Delirios de escritor...

Bué, para que vean que la literatura no es lo mío, les muestro dos cuentos que hice para la profe particular de castellano en 2do año, cuando me la llevé (o sea, estaba ejercitando en ese entonces cómo zafar en la parte de redacción .
Acá va, prepárense:

Culpable y muerta
Se encontraba en su departamento. En su mano, el arma asesina. En el piso, el cuerpo de su marido. Por suerte, la muerte del hombre fue rápida. Ella se alivió. No porque él no hubiera sufrido, sino porque no gritó. Entonces, los vecinos no oyeron nada. Tendría tiempo para escapar. Salió del departamento. El ascensor se abrió. El encargado, salió y miró, con cara de asombro, el cuerpo ensangrentado de la mujer. Abrió la boca, pero la mujer, ágilmente, le asestó el disparo mortal, antes de que él gritara. Ella no sabía qué hacer. Dos muertes. Llevó el segundo cadáver a departamento, limpió la sangre del piso, se bañó, cerró la puerta, y salió del edificio.
En la puerta había tres policías. “Señora”, le preguntó uno, “¿Usted sabe quién vive en el 7° C? Reportaron un homicidio allí”. La mujer, nerviosa, ya que era su departamento, negó rápidamente. Súbitamente, alguien salió gritando del ascensor: “¡Es ella! ¡Es ella!”. La asesina empezó a correr. Sacó el arma, que había escondido en su bolso. Un policía muerto. El otro agonizaba. Un tercero, sacó su pistola, disparó, y la bala le pasó rozando. Se dirigió a una manifestación a mitad de cuadra. Un piquetero, al ver que estaba armada, gritó: “¡Una cana!”. Fue lo último que oyó, antes que la multitud se encimara sobre ella.

Este cuento le gustó. Ahora va el otro, que no le gustó para nada:
Hallazgos Peligrosos
Prendió la televisión para ver el noticiero. La pantalla roja decía: “ÚLTIMO MOMENTO: Se encontró un extraño objeto en un campo de las afueras del pueblo. El dueño de la chacra proporcionó datos imprecisos, cuando se le preguntó sobre sus características”. Después, el dueño, explicó : “Nunca vi nada igual. Parecía una piedra, pero si uno la miraba fijo, un poquito se movía. Entonces, salí corriendo, por temor. Nadie entró desde entonces a la habitación. Se escuchan ruidos extraños.”
El hombre salió inmediatamente de su casa. Nadie tenía que ver esa piedra, si no, su secreto no estaría a salvo. Llegó a la chacra, y la encontró vacía. “Demasiado tarde”, pensó. Entró en el único rancho que había. La luz estaba prendida, y enfocada hacia una roca en el centro de la pieza. Empezó a girar. “Demasiado tarde”, volvió a pensar, “el mundo está perdido”, finalizó, mientras la roca atravesaba sus sesos y salía de la habitación.